Comunicación persuasiva y asertiva para un liderazgo eficaz
Acabas de salir de esa reunión tan importante y no has conseguido que tu idea siguiese adelante. Lo habías preparado todo muy bien, datos, informaciones, números. Tenías la idea mejor en la mesa, pero tu compañero ha conseguido tener el apoyo de los demás. Quizás porque tiene un cargo más alto que el tuyo. O quizás simplemente porqué ha sido más efectivo a la hora de convencer los demás que su solución era la mejor.
La capacidad de influenciar es lo que a menudo hace la diferencia en poder liderar un proyecto, un equipo o una idea.
Muchas veces pensamos incorrectamente que la autoridad se base en el rol. La forma de generar autoridad en los demás es lo que diferencia un simple manager de un líder. El manager tiene una autoridad que le da el cargo, los demás le respetarán en función del nivel de mando que tiene. Claro es que esta autoridad es puramente temporaria hasta que alguien con un cargo más elevado le lleve la contraria.
La autoridad de un líder diferentemente se basa en el poder de las ideas. Cuando alguien se gana el respeto de los demás por demonstrar sus capacidades, por el valor de sus soluciones y por representar un modelo para los demás, se convierte en un líder.
Tendrá una autoridad que seguramente es más estable, profunda y duradera porque no depende de factores externos. Una clave para hacer que los demás nos respeten es entrenar nuestra capacidad de influenciar.
Influenciar no es manipular o puramente vender una idea. La diferencia es muy importante y profunda. El objetivo de manipular es ganar el máximo beneficio al ver implementada nuestra idea o solución.
El objetivo de influenciar es ganar un consenso hacía una solución que vemos como la más adecuada por la situación. Por lo cual influenciar no solo es un metodología eficiente, sino también un acto de responsabilidad.
El coste de no hacerlo
- Pierdes ocasiones: ¿Cuantas ocasiones has perdido por tener miedo a poner tu idea en la mesa? Aprender a influenciar significa elegir cada vez de dar fuerza a tu propia idea.
- Te verán solo cómo un jefe y no cómo un líder: Aquel pequeño estremecimiento que te viene cuando alguien hace lo que dices puede ser muy efímero si deriva solo de tu cargo. Cuando te darás la vuelta no sabrás si las personas confían en tu idea o si se están esforzando de aceptarla simplemente para quedar bien con su jefe.
- Aumenta el conflicto: No saber influenciar de forma correcta lleva a discusiones y conflictos donde cada persona quiere imponer una idea.
7 consejos para una comunicación persuasiva y eficaz
- Los datos son tus aliados: La mejor manera para convencer a los demás de la calidad de una propuesta es cuando enseñas datos objetivos que validan tu idea. Esto te lleva a un nivel más elevado, ayudándote a mover la discusión de simples opiniones a hechos.
- Reconoce quien tienes delante tuyo: ¿Te fiarías de alguien a que no les importas o que no te tienes en cuenta? Saber quien tienes en frente tuyo, como piensa, cómo funcionan sus emociones o simplemente que le motiva es clave para influenciarlo. Si demuestras interés en conocer el otro y entender cómo hablarle todo fluirá con mucha más facilidad.
- No tienes que ganar solo tú, sino todos: Una negociación es buena cuando las dos partes ganan. En una discusión puedes influenciar los demás cuando les propones una solución que es valiosa también para ellos.
- Ten el objetivo claro: ¿Qué quieres alcanzar? Esta es la pregunta que te puedes hacer al principio. No podrás negociar una solución sin tener claro a donde vas. La vía a veces puede ser lenta y dar vueltas, por esto ten siempre claro cual es tu propósito.
- Adapta tu comunicación: ¿Cómo podrías convencer la persona que tienes en frente? No puedes hablar a todos de la misma forma. Simplemente no funciona. A veces con alguien tendrás que ser más directivo. A veces tendrás que apoyarle o simplemente escucharle. Todos tenemos nuestras necesidades por el momento que vivimos y saber cómo hablar a las personas es probablemente el instrumento más grande para ganarse su confianza.
- Controla las emociones: Las discusiones sobre ideas pueden ser tensas porque muchas veces debatimos de soluciones pensando inconscientemente de discutir sobre nosotros mismos. La manera más fácil para quitar las emociones negativas del medio es abstraer la discusión al concepto, no a las personas. En cada momento habla de la idea, de la situación sin mencionar al comportamiento o al pensamiento del otro, sin juzgar. Así no se personalizarán los conflictos y ganará la idea que es mejor.
- Sé paciente: La paciencia es la virtud de quien quiere ganar. No siempre puedes convencer todos a la primera, pero seguramente respetando el ritmo de las personas podrás hacer que se abran más fácilmente.
Si quieres ser un líder transformador, te enseñamos cómo aquí.